En los últimos años, la prevalencia de la obesidad en los niños ha
aumentado bruscamente, especialmente en los países más desarrollados. básicamente,
por la alimentación pobre (agravada en nuestro país por la crisis económica) y
la vida sedentaria, pero también por la presencia de relaciones conflictivas
entre los padres e hijos en los que inciden ciertas pautas culturales propias
de la época, la importancia de la correcta alimentación y del tratamiento
psicológico.
La obesidad en los niños está prevaleciendo tanto, que casi se podría
hablar de una epidemia. Se estima que hoy en día, en muchos países, uno de cada
diez niños es obeso al llegar a los 10 años. Las enfermedades a largo plazo que
se ven venir, como consecuencia de esto, están siendo una preocupación en
muchos países.
La identificación y el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso en la
infancia, constituyen un aspecto importante de la atención preventiva y la
salud pública, que afectan a la mejoría de la salud física, social y emocional
de los niños, y que puede repercutir en la edad adulta. La obesidad infantil no
es una enfermedad por sí misma, si no un complejo de síntomas con una débil
relación con la obesidad del adulto y los factores asociados con ella:
incremento de la mortalidad, enfermedad cardiovascular, hipertensión,
hiperlipidemia, enfermedad hepática, colelitiasis, y Diabetes mellitus.
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